Luego de mucho tiempos juntos mi familia se separó, no sé si
para bien o mal, pero tiempo después el gran accidente ocurrió y yo solo me
encontraba junto a mi sobrino huyendo de
la misma gente que conocí alguna vez. Pero nunca salimos de nuestra provincia
natal, teníamos la esperanza de volver a encontrarnos con nuestros seres
queridos y vivir una mejor vida, pero no era así. Hace ya un mes mis padres
volvieron a casa, dijeron que se quedarían allí hasta el final, no los pude
convencer de ir conmigo, entonces los ayude a que su estadía fuera la mejor,
pero luego de tanto tiempo era hora de volver.
La zona había sido limpiada fue de la primeros lugares
infectados después de los incidente, quien no olvidaría aquel fatídico día
donde la gente temía a la muerte más que nunca, no a volver, sino a un
horrible, y ser tratado como un trozo de carne como suelen ser en estos días.
Siempre debo limpiar la pick-up se llena de la sangre podrida de la gente que
chocamos, pero ya ni eso interesaba, solo quería volver a ver a mi padres. Mis
sobrinos Ariel y Ezequiel me acompañaban todo este tiempo, su padres ya no
estaban y que creían que conmigo estarían mejor, pero ya eran grandes para
entender esta vida por si solos. Volvimos a aquella ciudad donde habíamos
vivido des nuestra infancia, autos volcados, explotados, gritos a la distancia,
el mismo tren volcado tapando aquel gran túnel, olor a muerte donde quieras ya
que algunos de ellos aun caminaban por estas calles. Los alimentos eran escasos,
por eso siempre que pasábamos por algún lugar tomábamos lo que podían, yo una
vez recibí una bala en la zona de mi hígado por conseguir alimento para mi
familia, yo termine herido, pero aquel hombre no volvió a su hogar le pedí perdón
a su mujer pero solo hice que me odie más, y mientras agarraba mi herida con
fuerza salí de allí con una bolsa de mercadería.
Las farmacias fueron las segundas en ser saqueadas, la gente
necesitaba los remedios como si tuvieran enfermedades terminales, pero aquella
enfermedad de ahora no tenía cura, el ejército aun luchaba contra ella. Baje
por aquella estación de tren que tantos recuerdo me traía a mí y mis
acompañantes porque teníamos que aparte un coche volcado para poder pasar, y no
había otro lugar los demás estaban sellados y llenos de aquellos seres que
algunas vez estuvieron vivos.
Más adelante en nuestro camino solo mirábamos lo que aquella
locura había causado, era un sin fin de destrucción y muerte, y el olor no
ayudaba era asqueroso. Nos encontramos con cuadras de aquella gente caminando sin
rumbo y yo solo les di a conocer mi parachoques, tenía que llegar rápido a mi
casa ya que muchos disparos se escuchaban cerca y no quería encontrarme con
alguna tragedia, no otra vez.
Al pasar por el hospital fue la escena más triste la parte
trasera estaba llena de cuerpos envueltos y rodeado de camionetas militares, médico
y enfermeros muertos, y alguna que otra persona que intento huir, pero algo
raro había por adentro había sido sellado. ¿Sera que alguien se había podido
salvar? nunca lo sabré, solo quise huir lo más rápido que pudiese de ahí.
Mientras más cerca está de mi hogar solo encontraba más cadáveres en el suelo,
y alguna que otra persona mirando desde el techo con rifle y la mayoría
apuntaba a la camioneta; era de esperarse la gente estaba necesitada.
En la plaza de mi barrio se escuchó un grito de una chica,
frenamos en la esquina y la vimos huir, apunte mi rifle de francotirador para
salvarla, sin embargo ya no podía su brazo había sido mordido solo podía
esperar una dolorosa muerte. Mis sobrinos me miraron con cierta culpa, ya habían
pasado por situaciones así, y su traumas solo empeorarían esto.
Llegamos a mi hogar y algo andaba mal había manchas de
sangre en la pared, las ventana estaba cerradas con madera y todo estaba
rasgado, no me sentía bien con eso. Tuve que saltar de la casa de al lado para
poder entrar, estaba totalmente sellado todo, y para mi suerte lo peor había
muerta en mi patio tanto ellos como gente normal eso me asusto más. Comencé
forzando la puerta de la cocina, mis sobrinos esperaron cerca de la camioneta
ya que no había de esos muertos por aquí, yo me ingrese a la cocina y parecía
normal hasta que vi las puertas y ventanas manchas en sangre putrefacta como si
algo hubiese querido entrar por la fuerza. Deje mi rifle aun lado su peso
estaba cansando y mire por aquella pequeña venta que daba a mi patio, de golpe
la puerta se abre con mucha brusquedad un hombre de pelo blanco me apunta con
un revolver.
-¿Quién eres y que haces aquí?-
-Esta es mi antigua casa, solo estaba de paso buscando mi
padres-
-Aquí no hay nadie, no me mientas- Y mientras estaba a punto
de dispararme.
Con un rápido movimiento tiro su arma al suelo y pongo un
cuchillo sobre su cuello que tenía guardado.
-Cálmate solo he venido por mi padres, ¿para empezar que
haces tú aquí?-
Lo solté, ya se había tranquilizado, y una mujer sale con un
niño de unos 9 años seguramente.
- Llegue aquí hace una semana, vine por la ruta y este hogar
parecía seguro-
- Así que estaba vacía ya cuando llegaste- Miraba alrededor
del comedor.
- Si, parecía como si hubiesen tenido que salir corriendo-
- Entiendo disculpa el mal momento, aquí tiene tu revolver-
- No te preocupes encontramos unos papeles por allí, una
notaba hablaba sobre un hijo....-
-¡Que!- Ante este grito mis sobrinos entraron, y se
encontraron con esta familia.
Tome el papel, la nota estaba mancha en sangre y solo decía
hijo, faltaba el resto de la hoja, pero en aquellos mapas que solía mostrarme
mi padre había una ruta marcada hacia el norte, ahora tenía un nuevo camino que
tomar. Recogí mi rifle, salude a aquella familia que vivía en aquel hogar que
fue mi casa, y pedí que cuiden de él, mis sobrino Ezequiel decidió quedarse,
pero Ariel me acompaño.
Cuantos nos acercamos hacia el cruce cercano del norte, se oyeron
mucho disparos como si el ejército combatiera, aun no estábamos tan solo como creíamos,
mi sobrino de miro con luz de esperanza, yo con la cabeza al frente estaba
decidido en buscar a mis padres en aquel apocalipsis.
Allá voy, y una lagrima de alegría callo de aquel frio
rostro de ese desperanzado joven.